lunes, 8 de octubre de 2012

LA CIUDAD DE LAS DIAGONALES


"la verdad no siempre es real y la realidad no siempre es verdadera"                                                                       H. Murakami


Daban las 4:30 de una tarde soleada en la plata, Felipe se distraía sentado en un parque mirando el vuelo de una paloma, y también se preguntaba regularmente en sus habituales cuelgues de su vida cuando miraba al cielo, “¿por qué habría tantas palomas en esa maldita ciudad?”.
Había ideado una teoría en la cual aseguraba que era culpa de la catedral, ya que el cura se desasía de las hostias viejas y de los panes de las providencia, en el patio de la iglesia y eso alimentaba a las palomas. Juro haber visto al cardenal zabatella arrojando una bolsa con ostias a la plaza central que esta en frente de la catedral una noche en que venia medio subido de copas y le pareció lo mas conveniente ir a mear al centro de la ciudad y sentir el aire ventilar sus partes; así era Felipe un onanista con ataques de nudismo, todo un personaje.
Pero esa tarde a demás de la pregunta que siempre le rondaba en su cabeza Felipe esperaba algo más importante, y ¿por qué en el medio de la ciudad? A él le encantaba andar de trampas en el medio de la ciudad, sentir que alguien lo podía ver, andar perseguido pero tranquilo, un gran dilema. Esa tarde esperaba a Paula, o mejor conocida como “la Paula” por los barras bravas de la hinchada de Racing, en fin, Paula estaba dotada de una belleza privilegiada, rubia (como todas las Paulas), un físico muy bien desarrollado, era de esas minas que cuando vas caminando le estudias hasta el tímpano de la oreja. No pasaba desapercibida y valla a saber uno como Felipe la engancho, y ser compañero de trabajo era lo único que lo acercaba a un minon así. No tenia nada mas para acercarse a ella, pero el flaco ganaba con su carisma, y un día por esas divinas casualidades ella se aceptó un mate, y fue ahí cuando el flaco empezó a largar su sanata esa que le salía mejor, la jugaba de looser, de que nada le salía bien y la chica creía que él era gracioso.



Mate que va mate que viene el pibe logro entrarle en la cabeza y un día ella le pidió un favor, si él sabia cambiar un cuerito de una canilla, porque a ella se le había roto el cuerito de la canilla de la casa y no tenia a quien llamar, y era mitad de mes y un plomero por un cuerito te cobra 40 mangos, así que Felipe que de plomería no sabia un choto pero de remarla sabia un montón le dijo que si. El tenia una ferretería a la vuelta de la casa así que quedo en que el sábado lo compraba en la ferretería y se encontraban el la plaza del centro para ir a su casa a cambiarlo, a él le encantaba que lo vieran caminando con una mina al lado, lo hacia sentir un ganador, por eso tenia tantas amigas, el caminaba con las chicas y era envidia de rugbiers y jugadores de futbol. Así que esa soleada tarde compro el cuerito en la ferretería del tano, extraña esa ferretería en la cual se vendían mas bolsas de cal que cueritos de canillas, esa tarde entro a la ferretería y le dijo al tano que tenia mas cara de puntero que de ferretero, porque eso era un ferretero, y justo ese día se vino a enterar el cuando al entrar y decirle “buenas tardes, ando necesitando un cuerito para una canilla y si la pico de loro mas barata que tengas” y al terminar su discurso y hacer un paneo de la ferretería lo encontró a lucho, su compañero de trabajo, sentado en una banqueta con una mirada fija en una cajita de tarugos.
-¿Qué haces acá vos atorrante? Pregunto Felipe con asombro
Vine a comparar tarugos dijo lucho guiñándole un ojo, y ahí entendió todo, lucho era un falopero de esos que viven en un mundo lisérgico en el cual todo gira en rededor de la blanca perdición. Una tarde de esas en que uno no tiene nada de que hablar en el trabajo lucho le conto que compraba la falopa en una ferretería, a lo cual Felipe respondió con un aire de poca sorpresa “hijos de puta no saben que hacer ya para vender, dentro de poco te van a vender en las funerarias. ¿Que te parece el nombre, funeraria el blanco adiós y una paloma blanca de logo? Te llenas de plata”.
¿Qué se iba a imaginar que la ferretería era la del tano, donde el compraba todo tipo de herramientas para su bici-moto? Pero así era, el tano era un puntero y no había vuelta que darle. Compro el cuerito y una pico de loro china, de las más berretas del mercado.
-son 30 pesos. Dijo el tano con su voz de patovica con carisma.
“¡Pero la puta madre, con treinta pesos me hago una paja y me como un asado!” dijo Felipe citando a un poeta urbano de bares de mala muerte mientras se alejaba caminando de espaldas a lucho y el tano y su universo de ilegalidad, y caminando hacia el centro pensaba en que si hoy ponía seria lo mejor que le pasaría en el mes ya que venia peleado con Macarena, su compañera de cama, hace mas de un mes y aprovecharía para ver las cosas de otra perspectiva, en fin excusas para no sentirse tan culpable.




El reloj de pulsera daba las 4:45 pm y Paula seguía sin aparecer, y el flaco pensaba en que si ella no venia se iba a meter el cuerito y la pico de loro en el orto ya que si volvía a s casa y Macarena lo veía con eso le iba a preguntar para que andaba con eso e iba a tener que hacer alguna maniobra para evadirla porque el no sabia mentir, sabia omitir pero no mentir, era su virtud y su castigo, ya que si le preguntaban respondía con la verdad excepto dentro de unas horas en la que debería inventar una excusa de las mas lindas al decirle que no iba a volver hasta el martes. Miro de nuevo para el sur y ahí la vio venir, venia con una calza gris, unas zapatillas deportivas y una remera con escote en v que dejaba ver una parte de sus imponentes pechos.
-hola! ¿Como estas? ,  perdón por hacerte esperar tanto, es que había ido al gimnasio. Le dijo ella al verlo con la bolsita plástica en la mano.
“no hay drama hace un rato llegue” dijo el, mintiendo descaradamente ya que hacia una hora que estaba ahí espiando al cardenal a ver si salía a tirar las ostias que sobraron del domingo pasado, ese era un fin de semana largo así que tendría que volver el lunes a ver si tiraba las del domingo que venia.
-       Bueno ¿vamos?
-       Dale, subirte! Dijo haciéndose el langa
-       Bueno, pero no me voy a  caer no?
-       Quédate tranquila decime que calles agarro y agárrate fuerte
-       En la calle 3 esquina 43, ¿te ubicas?
-       ¿Cerca de la estación de trenes no?
-       Si.

Salieron por la diagonal 74 y en la rotonda de la plaza Italia giro a la izquierda continuando por la 74 hasta la 43 y doblo a la derecha por la misma hasta encontrarse con la calle 3. Subieron al primer piso del edificio de departamentos y en el 1º b entraron y dejaron atrás la plaza central, el cardenal y sus palomas.Ella le pregunto si le molestaba si se bañaba mientras el arreglaba la canilla, le dijo que no había problema luego de observar que había llave de corte en la cocina, así que lo dejo que hiciera lo suyo mientras se bañaba y se cambiaba. A él le convenía que lo dejara “trabajar” solo ya que de lo poco de plomería que sabía era lo que había visto en YouTube horas antes de venir. Saco la pico de loro y el cuerito de la bolsa plástica y desenrosco la canilla haciendo fuerza hacia un lado con la pico de loro y hacia el otro con la mano, pero se había olvidado de cerrar la llave de paso y al retirar la canilla una catarata de agua a presión salió del agujero bañándolo casi por completo, rápidamente cerro la llave de corte y cambio el cuerito sin problemas.
Al volver de su baño cambiada y con olor a perfume Paula lo vio con la remera empapada y le dijo que se la sacara y la pasaban por el secador de ropa. Así que Felipe mas que contento se saco la remera y espero a que el artefacto hiciera su trabajo, ella comprobó que la canilla estuviera en condiciones y luego le pregunto cuanto le debía y él le dijo que nada, que era un favor de amigos, ella insistió pero él se negó de tal manera que ella le dijo que bueno, que estaba bien, pero que le aceptara una cerveza, el asintió.
Paula saco una cerveza de la heladera, y le sirvió un vaso a él y uno para ella, brindaron y se bebieron el primer vaso en fondo blanco, y se tomaron la cerveza en menos de media hora, ella saco otra mas y siguieron pero esta vez con mas tranquilidad, y a esta altura de la tarde ya eran las 8 de la noche y Felipe estaba mas que “alegre” y en un momento de calentura le dijo:
-¡así no vale! Exijo una compensación
-¿Qué no vale? Pregunto ella con una sonrisa picarona
-que yo estoy sin remera y vos con remera.
-y bueno vos te mojaste todo, no es mi culpa, igual es verdad, que descortés, te tuviera que haber ofrecido alguna remera mía.
-¡mala la actitud! Igual no voy a usar una remera tuya
-tenes razón, bueno me voy a tener que sacar la remera entonces, dijo y se saco la remera quedando en corpiño
-a la pelota!
 Dijo Felipe en un tono entre pícaro y degenerado, mirándole esas dos razones para fingir que la mirabas a los ojos que tenia en el pecho. Y no se aguantó, en ese momento de calentura se le abalanzo a la boca y ella no opuso resistencia, se besaron sobre la alfombra mojada de la cocina y mientras se besaban Felipe le iba quitando la ropa con una desesperación (y claro si una mina así no pasa todos los días) y mientras le besaba su cuerpo y practicaba el arte de la improvisación manoteaba la billetera en la cual tenia aquel viejo forro prime que le había regalado Matías y que nunca había usado porque le había dicho que ese forro solo lo usara cuando se le diera el mejor polvo de su vida. Así que mientras sacaba el forro y con un poco de carpa ya la había desnudado y rompía el envoltorio con los dientes y se lo ponía en su amigo que estaba mas firme que la pico de loro china y procedía a ingresar a aquel cuerpo que no todos podían tener, esta vez le tocaba a él, este día era de él. Durante unos 30 minutos de una intensa batalla el hombre estaba en su punto justo así que en ese momento en el que el hombre piensa mientras esta acabando que el mundo es suyo y que ese cuerpo que esta debajo de él le pertenece, Felipe pensó mientras acababa en que fueron los mejores 30 pesos gastados en su vida.
Se fumaron un faso y hablaron de la vida, que bien que se sentía hablar con una mina en una cama después de una buena performance, nada que ver a aquellos polvos por compromisos que tenia con macarena en esos días en que estaba re podrido de la vida. Hoy era otro hombre, un hombre renovado, de esos que salen a la calle con dos pesos y vuelven con todo en sus bolsillos.
Le propuso hacer una picadita y luego pedir una piza, así que aprovecho el momento para bajar a comparar una cerveza, algunos maníes y entre frituras y salamines se dirigió al teléfono publico de la esquina y la llamo a Macarena y le dijo que estaba en Lanús, en la casa de Matías y que hasta el martes no volvería, “hace lo que quieras” le dijo ella con un tono de superada.
Entro al 1ºb con cara de ganador y comieron la picada, lo hicieron un par de veces más y luego pidieron una piza, ella le dijo que se quedara a dormir. Lo hicieron toda la noche y durante la mañana. Ella preparo el almuerzo y le dijo si quería ir con ella a la cancha. A él no le quedaba otra, así que luego de una siesta se bañaron y se puso la misma ropa que llevaba del día anterior y se dirigieron a la estación de trenes. En la estación de avellaneda bajaron y caminaron unas cuadras siguiendo a la multitud que venia en el mismo tren que ellos, jugaba Racing contra Independiente, el clásico. Ella como era socia y tenia entrada se dirigió a la cola de socios, y el que no entendía nada de futbol, pero esta mina no se la perdía por nada, se fue a la cola de no socios y espero. Supuestamente se encontrarían en el interior, el entro, pero ella no aparecía, pensó en porque mierda aquel día en que caminaba borracho por el centro lo habían robado, todo por ir a ver si ese cardenal salía a tirar ostias viejas. Espero media hora y ella no aparecía así que se metió en la platea y se ubico en un lugar. Miro todo el partido, el cual le había salido 100 pesos y lamentaba con todo su ser. Al terminar el partido salieron primero los de Racing y media hora después saldrían los de Independiente. La busco en la multitud pero no la encontró, así que fue, se subió en el viejo ferrocarril roca con destino a la plata y con tanta mala suerte que el tren estaba repleto por la hinchada de Racing así que con su mejor cara de ñoqui, viajo tranquilo hasta que en la estación Tolosa el desino le jugaría una mala pasada ya que del otro lado del anden estaba el tren que iba a constitución con la barra brava de River dentro de él. Y por esas casualidades de la vida los de River miraron a su derecha y vieron el otro tren con hinchas de Racing y empezaron a agredirse de un tren a otro hasta que uno de los barras saco un revolver y comenzó a disparar hacia el vagón de Felipe. Él se tiro al suelo y el maquinista arranco sin esperar el tiempo que tenia que esperar, llego a la plata y la policía estaba esperándolos en la estación, luego de revisarlo y chequearle los datos lo dejaron ir. Camino hacia el edificio de Paula con una bronca y una sensación horrible en su interior y al doblar la esquina la vio en el balcón con los ojos llorosos gritándole donde se había metido.
Ella se demoro mucho en la cola y al no encontrarlo en la cancha se volvió a la plata pensando q él se había vuelto antes al no encontrarlo salió a buscarlo por las plazas pero seguía sin aparecer, fue a la policía, pero le digieron que recién después de 72 horas de ausencia podía venir a hacer la denuncia. El con la bronca que tenia adentro suyo desato la bici-moto y pedaleo unos metros, le dio una patada a la patada de arranque, miro hacia atrás y en aquel atardecer de diciembre la vio en el balcón, pensó en que su muerte estuvo muy cerca aquella tarde. En la vida en que si aquella tarde moría, le destrozaría el corazón a Macarena, en el fondo él la amaba, era linda la flaca, tenia sus rayes, pero era parte del contrato que había firmado con su boca varios años atrás, una tarde como aquella pero en otra ciudad, en la que no ocurrían cosas tan interesantes como en esta. Pero su corazón le dijo viejo, apretá el acelerador, no mires atrás que si hoy no moriste el destino tiene algo más grande para vos, apretá bien fuerte y seguí.

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