lunes, 25 de noviembre de 2013

Eterno

La oscuridad gobernaba el cuarto de Matías. El dormía, o eso fingía. Su día había sido terrible, y en la noche era cuando todo empezaba a resurgir. En la noche pensaba en clara, en esa “figurita difícil” quizás eso era lo que hacía que él se interesara tanto en ella, la imposibilidad de tenerla; como en su infancia, la figurita que nadie tenía. Aquel trozo de papel con un dibujo que les faltaba a todos para completar el álbum. Pensaba en eso, aquella noche entre sabanas, y en ese momento le surgió una pregunta; ¿Quién determinaba cual era la figurita difícil, y por qué?
Era algo que en su infancia nunca se le había cruzado en la cabeza, quizás porque no tenía la capacidad para comprender que hay veces en que los acontecimientos exceden a la razón, y ahora de grande, con un par de años y de golpes en la vida, recostado sobre la cama de su infancia,  pensaba en algo similar, pensaba en algo que no podía tener, algo que le faltaba. Pero también pensaba en el (¿Por qué?), desde su infancia tenia a alguien encargado de escoger a su figurita difícil, y de mostrársela, pero por más que comprara todos los paquetes de figuritas del kiosco esa figurita no apareciera.
Quizás esa estrategia de mercado delimito la forma de percibir las cosas en su vida, a alguien se le ocurrió la brillante idea de escoger una de todas las figuras del álbum y decir que esa sería la “difícil”. Y que por cada millón de las otras, solo saldría una de estas y así los niños se verían obligados a pasar por el kiosco una y otra vez para entregarse al farsa de un supuesto “azar “ en el cual solo verían más de lo mismo, e incluso la gran mayoría de ellos renunciaría a la búsqueda después de varios meses de fracasos, quizás las corporaciones de figuritas han hecho de nosotros unos seres consumistas y pesimistas, dándonos falsas esperanzas de que algún día podríamos llegar a completar un álbum el cual, todos sabemos pocas veces ha sido logrado. Hemos encarado la vida “adulta” de esa manera, pensando en que después de  mucho esfuerzo esa figurita tan solo sería una utopía, algo idealizado, que el amor tan solo es una costumbre de las personas al verse corrompidas por el fantasma de la ausente e imposible figurita. Matías se veía enredado en estas terribles conjeturas, es increíble como una mujer nos quita el sueño, como nos enaltece y nos deja por el piso con tan solo su atención o indiferencia.
Hacía ya más de un año que él no veía a Clara, recordaba su cabello, su boca, esa indiferente forma de nombrar las cosas que le gustaban.
Ella enumeraba cada uno de sus besos, y luego le mandaba un mensaje a él diciéndole que el beso trecientosuno había sido más lindo que el beso cuarentaytres. Hablaba de Oscar Wilde muy a menudo, y siempre le llevaba un chocolate águila semi amargo, y un saquito de té Earl grey TWININGS  porque sabía que era su preferido. Leían en la plaza de congreso y luego cada uno seguía con su vida. hasta que un día Matías tuvo la brillante idea de “confundirse”, de decirle a ella que él no podía seguir avanzando, que se sentía perdido, que la quiera, pero que él se sentía como Bukowski, que una chica como ella se merecía algo mejor, y fue así. Clara cerró su corazón y se alejó bajo los aleros de la avenida Rivadavia en sentido al oeste, ese día llovía y Matías no caía en la cuenta de que en cada paso y cada minuto se alejaba el amor de su vida. Pero él era demasiado torpe en ese momento para comprenderlo. Es extraño cómo funciona el ser humano, reacciona mediante la ausencia, cuando uno lo tiene se siente ahogado, y cuando no lo tiene siente que le falta un trozo de sí. El amor era el karma de Matías, él era un especialista en el fracaso de este deporte.
Esa noche estaba muy perturbado, y tuvo que despertarse, la imagen de Clara alejándose aquella tarde, se había hecho recurrente en los sueños de Matías. Se levantó de la cama y se dirigió a la heladera, en medio de la noche esquivando cada uno de los obstáculos hasta llegar. Es muy loco como uno conoce su casa de memoria al punto de poder salir de su cama en medio de la oscuridad de la noche y llegar a la heladera sin chocarse nada. Abrió la heladera  y saco una botella de agua, cogió un vaso del aparador y se sentó a contemplar la luna que entraba por la claraboya de la cocina. Desenrosco la tapa de la botella con lentitud y mientras vertía agua en el vaso, jugaba con la tapa en su otra mano. Ese estilo de tapa le recordaba a su infancia, a esas tapas de Gatorade que hacían ruidito y eran tan llamativas. Matías pensaba mucho en su infancia, y siempre se preguntaba si esta había sido tan placentera como la recordaba, o si tan solo la ausencia de ésta generaba la idealización de una infancia memorable.

Nunca sería feliz si no se desprendía del pensamiento, nunca sería feliz si no dejaba de ver las cosas de afuera aun cuando lo estaba viviendo en ese preciso momento. Sentado en aquella mesa en medio de la madrugada con el reflejo de la luna en el vaso de agua. él pensaba en que la vida se parecía a un tango que nunca había escuchado, pero que le sonaba familiar cada instante en que sentía que estaba perdiendo las riendas, en ese instante se sentía vivo, en ese instante las figuritas no importaban, en ese instante su mente se aclaraba y veía todo con mayor amplitud, veía en ese instante, se veía a él caminando tras un sueño borroso con una melodía triste de fondo, se veía sobre una calle empedrada pateando una tapita de gaseosa en medio de la noche, bajo una ciudad gris e indiferente, se veía,  quizás, eterno.

domingo, 17 de noviembre de 2013

improvisando

No pensar, no estar, no soñar
Extrañar, te
Dejar el tiempo atrás dejar de verte en la borra del café
Caminar las calles sin una mano en mi mano,
Caminar la vida sin una mirada a mi lado.
Sexo y acido, humo dulce y las noches en vano
Reclamarle coherencia a una cama vacia con una persona a mi lado.
Creerme las mentiras que yo mismo me he inventado
Dar los pasos hacia atrás para poder sentirte unos instantes entre mis brazos,
Desaparecerte, una mañana, un boleto de avión, un beso en el cheek-in
Una letra de canción bajo tu almohada, ahí cerca de tus sueños, ahí cerca…
Desorientado, sin un rumbo, solo palpitaciones de que el camino cada vez se ve mas borroso,
Un futuro viaje se gesta, un futuro que se me queda a cuestas.

Cerrar los ojos frente a ti y calcar tu rostro con mis ojos cerrados para luego verte en mi mente cada noche, cada vez que el miedo me impulse a cerrar mis ojos, cada vez que piense en algo, cada vez que busque una razón, ahí estaras, dibujada en mi mente, dibujada para decirme que no todo ha acabado.