domingo, 28 de diciembre de 2014

Luciernagas

El atardecer nacia lentamente, un sonido, el viento, un cuadro que Matias iba divisando mientras miraba el atardecer, Un gran bloqueo lo perseguia a él, buscaba palabras, buscaba la vieja y escurridiza musa, buscaba ese aire. Por las tardes salia a caminar en busca de unas palabras nuevas, en nuevos recuerdos, esa extraña sensacion de encontrar recuerdos en uno mismo, la ausencia...
Kilometros lo separaban de sus deseos, muy lejos se encontraba él de esos labios. muy lejos de esa sonrisa. Hoy se encontraba demasiado lejos de todo, cansado quizás. Porque para escribir uno tiene que sufrir, poder pintar un cuadro con palabras desde el minimo detalle, uno debe extrañar, sentir la falta de algo, poder comprometerse con sus palabras, sentir que en el aire se escriben cosas y que en los recuerdos se encuentran las claves para seguir andando.
Quizas las drogas ya no traian  respuestas y Matias se encontraba en un callejon sin salida, en un rincon de un parque embriagandose frente a un atardecer en busca de su maldita musa. Una vez le habian dicho que las palabras decian mucho, pero el respiraba palabras y podia sentir que cada cosa que decia o escribia lo hacia por algo, Daba vueltas en su cabeza, quizas en un momento dejó escapar alguna lagrima. La falta era algo recurrente en su vida, la falta de esos brazos y lo lejos que tendria que extender sus largos brazos para alcanzarla, lo mucho que tendria que aguzar el oido para escuchar su voz entre la cordillera,
Hizo un boceto en su mente de como seria el instante en que ellos se vieran, ese instante en que el podria materializar los sentimientos y los anhelos. La cerveza se le habia terminado y al ver que la noche comenzaba a teñir el cielo de oscuridad. Decidio emprender el camino de vuelta a su casa, cuando levanto su cuerpo y se incorporo no pudo creer lo que vio. Del pasto brotaban pequeños puntos de luz, sabia que conocia eso, sabia que algo de eso habia en sus recuerdos, pequeñas estrellas a la altura de sus pies, cuando era niño y el imaginaba que estaba caminando por galaxias, que por las noches el cielo estaba a sus pies, y en esos momentos el pequeño Matias agarraba un frasco vacio de mermelada y atrapaba esas estrellas, porque en los campos del sur, en los pueblos de su infancia y su mente el cosmos cabia en un pequeño frasco con aujeros en la tapa.
Al ver el parque repleto de luciernagas, él sintio nostalgia, sintio el olor a pasto mojado, el olor a tuco saliendo por la ventana de la cocina del viejo Mozquera. Al ver esas pequeñas estrellas supo que no tenia que buscar nada, que todo iba a ir dandose lentamente, que no habia apuro, que por mas lejos que estuviesen, él siempre tendria un pequeño cosmos en la palma de su mano esperando para regalarle sus mejores momentos a ella.
Quizas la luna conspiraba, quizas esa tarde todo estaba escrito en el viento porque en el momento en que Matias revivia sus recuerdos, su telefono le traia un mensaje desde la costa del pacifico que a su manera decia "aqui estoy". Matias agarro su celular y comprendio que el pasado y el futuro podia convivir tranquilamente, que esa era la manera de vivir, tan solo una palabra,un par de silabas, un par de letras, un mensaje, un gran acierto....
Ex tra ñar te

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