jueves, 12 de septiembre de 2013

Fragmentos #1-12

Matias subio al colectivo, la ciudad cesaba su actividad lentamente. Sacó boleto y se ubicó en un asiento individual y estampó su frente contra el frio ventanal, necesitaba enfriar sus ideas, el echo de haber perdido su oportunidad, habia tantas cosas que le quedaron pendientes. Afuera llovia lentamente y el vidrio del colectivo se iba impregnando lentamente con gotas formado una especie de cielo estrellado, el cual Matias contemplaba con cierta dejadez. Siempre los colectivos, siempre de noche, parecia que estaba destinado a las perdidas. Pensaba en aquellas palabras que le habia dicho el viejo un dia mientras le preparaba para la merienda una leche con chocolate rallado. "Pibe, al amor hay que entrarle como a un chocolate. Primero saborearlo lentamente y luego retenerlo, lo mas que uno puede en el paladar para nunca olvidarse su sabor". Pensó en que todavía le quedaba un sabor de aquel viejo amor, y se preguntaba si todo iba a seguir de esa manera. Faltaba poco para llegar, habia refrescado y el colectivo estaba completamente vacío. Se subió el cierre de la campera hasta el cuello y volvio a contemplar el mundo exterior, sabia que al bajar del colectivo el mundo volveria a girar. Cogio su mochila y bajó del colectivo, habia llegado a destino.

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