Giro el grifo de la pileta del baño y empapo su
rostro con ambas manos, lentamente se erguía mirando fijamente al espejo. En las
noches que no podía dormir, él repetía ese ritual hasta encontrar el sueño.
pero esa noche, quizás fue la temperatura del agua, quizás fue la fecha, quizás,
fue que nunca se despertaba a las 3:30, pero esa noche mientras contemplaba la
nada misma en lo profundo del espejo del baño, las gotas recorrían su rostro,
al llegar al final golpeaban con resto del agua que había quedado estancada en
la pileta. En ese momento, cada gota, golpeando el agua, cada gota, le
recordaba la lluvia; aquella lluvia, aquella
noche.
-
Sabes que esta noche no será eterna.
Le dijo
ella y exhalo una bocanada de humo
-
flaca. No busco la eternidad, no
quiero que esta noche sea eterna, la gente se pasa la vida buscando momentos
eternos y sin disfrutar de eso que esta frente a sus narices. Quiero que esta
noche dure lo que la lluvia. Esta lluvia, que comenzó hace un rato, pero quiero
que termine con tu último beso, con ese beso que será el recuerdo cada vez que
llueva, porque, cariño, eso es la eternidad, convertir un momento hermoso, en
un recuerdo, transformarlo en un olor, y cada vez que percibas una fragancia
similar, poder ser feliz.
La flaca lo
miro, él estaba hermoso esa noche, sus ojos brillaban, ella amaba cuando él
estaba de buena racha, cuando el alcohol no lo transformaba en un moustro que escupía
insultos a todos, en un hombre cerrado que solo hablaba de libros y de cosas
que nadie nunca entendería, esa noche él estaba radiante, él podía mirarla e
inmortalizar el momento. Él la amaba, pero sus destinos estaban muy lejos, la
lluvia siempre fue el medio por el que se movían. Desde esa noche en que el
toco su ventana aquella noche, y ella lo vio entre los agujeros de la persiana,
esa noche supo que lo amaba, que ese hombre todo mojado y con lágrimas en sus
ojos era lo que ella amaría toda su vida.
-
flaca, no estoy en mi mejor racha,
estoy muy perdido, por eso quiero que este momento seas vos, seas lo que voy a
recordar toda mi vida. Que mediocre que fui cuando creí que eras mía, a veces,
no todo sale como uno lo planea, por eso debo irme, ya no quiero que esta
ciudad me siga castigando, compre un pasaje a España, sé que nada de esto te
sorprende, desde que nos conocemos vengo diciendo que me voy a ir, pues, ha
llegado el momento. Recuerdo la película Martin
Hache en la que Hache le dice a su padre, que extrañaba las terrazas de
Buenos Aires; bueno, flaca, yo voy a extrañar la lluvia, ésta lluvia en
particular, la última lluvia que podre recordar, flaca en dos horas sale mi
vuelo, lo siento mucho, pero esta era la mejor manera de despedirme de vos,
esta era la mejor manera…
Cogió una
toalla, y limpio su rostro, miro nuevamente al espejo, la lluvia había cesado. Apago
la luz, esa noche volvería a intentar dormir, Madrid le generaba insomnio.