martes, 9 de abril de 2013

No puedo dejar de mirar la hoja en blanco, pensar, pensar. Que dilema…


Los recuerdos me invaden, tanto tiempo, tantas cosas, y esa maldita manera de valorar el pasado. Cerrar los ojos y verte, pero verte sin rostro, ese es el  primer síntoma del olvido, cuando uno empieza a olvidar, lo primero que desaparece y se distorsiona es el rostro de esa persona. Luego sus detalles, esos que lo hacían imprescindible. Luego volver a olvidar y recordar de a momentos que esa persona te enamoro, la memoria funciona así, primero elimina su rostro y luego elimina el primer momento en que te enamoraste de ella, todo lo demás queda dando vueltas en la memoria y es imposible que uno no se confunda cuando anda caminando solo, y piense que el amor era algo especial pero tan lejano ahora. Tan lejano que el futuro se nos viene encima y es imposible disfrutarlo.
Recuerdo momentos, recuerdo escribirte las cosas más sinceras desde mi interior y recuerdo que no lo podías ver, mis ojos se humedecen y esto se convierte en una posible ruptura, pero uno disfruta del dolor, nos recuerda que estamos vivos y que si podemos sufrir por un viejo amor, podremos enfrentarnos al mundo, podremos mirar el paisaje más lindo y no temer a decir que es hermoso, o llorar con un libro, o una película, a diferenciar la belleza de una flor a una rosa con espinas. Uno prefiere el recuerdo, porque es ahí donde conviven los momentos más lindos, pero hay que mirar adelante, donde hay gente que ya no está, pero lo bueno del camino es que siempre uno se encuentra a otro par en alguna que otra vuelta. Y como una mañana lo comprobé, los caminos suelen empezar muy cerca de donde van a terminar, aquella mañana no lo entendía, aquella noche tampoco, pero yo siempre fui de hacer las cosas al revés, arranque el amor de noche y el término conmigo de día. Camine en amabas ocasiones hacia el rio, ese lugar donde las lágrimas podían ser liberadas sin temor.
No sé a dónde voy con estas palabras, solo sé que quiero despegarme de ellas, solo sé que no reniego del pasado, pero lo padezco. Solo sé que una noche te vi diferente y una mañana te vi igual a todas, esa mañana volví con el corazón entre mis manos, esa mañana hable con un remisero, hable con el viento y todavía no logro entender  como todo paso. No te escribo a vos, no te confundas, me escribo a mí y a la imagen que creé de ti en mi memoria, de ella me enamore, y de ella me tengo que desenamorar, de ella tengo que huir, de ella tengo que lograr aunque sea por un instante volver a sentirme diferente para poder caminar a la par…

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