viernes, 29 de octubre de 2010

Muy poco me dice de la lluvia

Miro por la ventana, voy viajando en el 12, elegí el peor día para viajar. Llueve y la muerte de un ex presidente deja la ciudad con un paso que nadie puede soportar. El vidrio esta empañado y la realidad se desdibuja.
El día esta tan nublado, que parece una triste noche muy pálida.
El congreso esta atestado de papeles y el viento lleva mensajes que se perderán en la gris ciudad. Los árboles tomaron el color de la tristeza, que según la mayoría de los escritores es gris.
Como si el amor siempre tuviese que ser rojo como el plástico corazón de las propagandas.
Para mi la tristeza tiene color verde. Pero un verde mezclado con el negro, por allá muy lejos del gris, algo así más negro que gris pero un poco inmadura todavía.
No se a donde me dirigía, pero en este momento creo que no me importa. Bajare cerca de plaza Italia, y me tomare otro colectivo que me aleje de todo.
Solo viaje para pensar. Pensaba que quizás el simple echo de andar me dejaría en el lugar indicado. A veces la gente solo anda y espera. Anda y espera que el día le deje algo.
Una simple recompensa por mover los pies. Pero que ingenuos, si caminar caminan todos.
Cuando deje de escribir todo será lo mismo, en realidad.
Las palabras quedaran donde estaban, y cumplirán un ciclo.
Esta vida no es una ruleta amigos, acá no hay chances para hacer trampa.
No es un juego, esta vida. Los escritores de canciones están equivocados.
No hay nada mas concreto, estamos mirando el pasado y corrigiéndolo para sentirnos mejor.
Es como que yo diga que la puerta del colectivo me dejara donde yo quería llegar, es mentira la vida pasa. Pero sobre ella pasamos nosotros.
Damos vueltas en círculos creyéndonos que caeremos dentro de esa llamada ruleta.
El amor, siempre es rencor.
Porque si no donde estaría parado ese triste escritor ahora.
Si el amor lleva a la muerte, como no puede ser rencor.
¿Como no puedo dibujar nubes con el dedo en el vidrio empañado, y no decir que desde ellas surge la lluvia?
Es todo difuso, esta realidad no me convence, pero es la única que veo asomarse bajo la cómoda de mi hogar.
Ya no quiero las palabras que me regalaste. Ya en verdad, nada importa más que cambiar la realidad.
El tiempo del amor, dejo. De ser para vos esto que hoy no soy yo.

Quiero revindicarme, quiero leer lo que te escribí, y poder decir, esta vez tengo mucho mas que lo que creía albergar.
Espero que digas, y que notes que las palabras que digo están siendo testigos, y están más lejos de mí, de ti y de todo.
La verdad no me interesa la verdad. Quienes la dicen son los más mentirosos.
Es mas fácil bajarme en santa fe y decir que me baje en congreso, es más fácil decir que iba a donde vos estabas. Porque en realidad es muy difícil explicarte que hago sobre este colectivo lejos de mi hogar.

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